Las sagradas Escrituras. Versión 3.0

Tomado de " Movimiento Stalín Lives" del Komisario Mc Carthy, con  nihil obstat del Epicospado deHuesca.

 

Y en aquel tiempo los medianitas, militantes de la extrema derecha, intentaron el Anschluss sobre Israel. Y así, ante la magnitud del peligro, todas las facciones firmaron una tregua y designaron a Gedeón, de la tribu de los bolcheviques, para comandar el ejército.
Hubo gran batalla y los medianitas, como buenos fascistas que eran, ofrecieron poca resistencia y por millares se contaron sus bajas.
Parecía que el destino de Israel, tras la victoria, era volver a la lucha fratricida, pero el Padrecito Koba tenía planes trazados de antemano para Gedeón, a quien prefería sobre otros muchos.
Y en el viaje de vuelta del ejército a Israel, una noche Koba apareciósele en sus sueños y sabiamente le habló: ‘Gedeón, de todo Israel tú eres mi predilecto. ¿Me obedecerás en tu carrera política?’. Y Gedeón contestó: ‘Soy el esclavo del socialismo. Hágase en mí según tu ucase’. Koba, complacido, le urgió de esta manera: ‘Gedeón, Gedeón. Tu ejército está lleno de liberales y conservadores. Debes deshacerte de ellos, pues no son dignos de entrar en el paraíso proletario en la Tierra’. Gedeón respondió: ¡¿Y cómo, oh Padrecito, sabré distinguir a esa chusma de los socialistas?’. Y Koba contestó: ‘No temas, Gedeón. Ordena a tus hombres que colectivicen sus posesiones y así podrás diferenciarlos’.
Y eso hizo Gedeón. Y a los que protestaron aduciendo la libertad individual de la propiedad privada fueron ejecutados sin más contemplaciones. Y el resto del ejército murmuró: ‘Bien nos parece lo que has hecho, Gedeón, pues no somos ni liberales ni conservadores y antes preferimos morir que mezclarnos con esas bestias inmundas’.
A la noche siguiente, el Padrecito Koba volvió a hablar a Gedeón en sus sueños: ‘Mucho me complace lo que has hecho, Gedeón, pero tu tarea aún no ha terminado. Muchos de tus hombres adoran al falso dios Bakunin, y por ello tampoco merecen entrar al paraíso proletario’. Y Gedeón volvió a preguntar: ‘¿Y cómo haré, Padrecito, para distinguir a los anarquistas de entre los verdaderos socialistas?’. Y Koba contestó: ‘Confía en el poder de Koba. Promulga severas normas de disciplina en el ejército y así podrás distinguirlos’.
Y Gedeón volvió a actuar como le había ordenado Koba. Y a todos aquellos que protestaron diciendo que no debía existir el Estado y que no estaban obligados a someterse a sus normas se les sometió a juicio sumarísimo y fueron igualmente ejecutados. Y el resto del ejército murmuró: ‘Has obrado sabiamente, Gedeón, porque los anarquistas son gente indeseable y alabado sea tu nombre por habernos librado de su presencia’.
A la tercera noche, el Padrecito Koba volvió a aparecérsele a Gedeón y le dio el siguiente mensaje: ‘Grandes son tus obras, Gedeón, y no menor es tu determinación en complacerme. Pero en tu ejército hay muchos hombres que conspiran con tu lugarteniente para arrebatarte el mando único. Compláceme y elimínalos, para mayor gloria del verdadero socialismo, porque tampoco merecen entrar en el paraíso proletario.’. Y Gedeón imploró a Koba diciendo: ‘¿Y cómo haré, Padrecito, para distinguir a mis leales de entre las sabandijas trotskistas?’. Koba respondió: ‘Mi poder es infinito. Confía en mi palabra. Darás a conocer al ejército el bulo de que has muerto y aquellos que lloren y se lamenten lo suficiente serán reconocidos como tus leales y podrás exterminar al resto’.
Y así volvió a hacer Gedeón. Y a su lugarteniente y a todos los que no se lamentaron con profusión de lágrimas y ostentación de gestos apioletó sin compasión, no sin que antes obtener una serie de comprometedoras confesiones que justificaron todos y cada uno de sus actos. Y el resto del ejército ya no murmuró, no fuese cualquiera de ellos a ser el siguiente en ser purgado, y juró ciega obediencia a Gedeón.
Y fue de esta manera como Gedeón consiguió ser nombrado Secretario General del Partido Bolchevique de Judea y disfrutar de un glorioso culto a su personalidad hasta el fin de sus días.”

Ya que Vd. cuenta la historia, hágalo correctamente, y no esa deformada versión burguesa.