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La Carga de Balaklava

Muy bueno, Arturo Pérez

Muy bueno, Arturo Pérez

Efectivamente, es un fragmento del gran escritor cartagenero Pérez Reverte que realmente me parece inmejorable. Básicamente habla de la rendición del Rey Francisco I en la batalla de Pavía.

 

Pero la cosa no está nada
clara, porque en mitad de la pajarraca me caen
encima varios de esos cromañones, y uno, con las
manos ensangrentadas, la cara tiznada depólvora y una cara de loco que te cagas, llega y me
dice: «Errenditú, bástela barrabillak mostuko
dizkiat». Y yo me digo que tiene delito la cosa, seis
años estudiando español con un profesor nativo
particular, figúrate, y el tal profesor en plan pelota,
perfecto, majestad, un acento que ya lo quisiera
Carlos V, etcétera, y ahora resulta que estoy aquí en
una batalla y con el ruido y la vorágine no me entero
de nada. No comprendo un carajo de lo que suelta
este fulano. Barra de billar, me parece que dice, pero
no sé qué coño tiene que ver una barra de billar con
todo este invento. Así que me levanto la visera del
casco, acerco la oreja y le digo, con mucha
educación y mucho tacto: «¿Pardon?... ¿Qu’esque
vudit?». Y el otro, con una cara de mala leche que ni
te cuento, me pone la espada en el real gaznate y me
pregunta «¿Errenditú?». Y yo le contesto que yo bien,
gracias, Bien de momento. ¿Y tú?, añado. Pero
empiezo a mosquearme, porque de pronto se me
ocurre que a lo mejor no me estoy rindiendo a un
español, sino a un alemán, o a un suizo, o a un
croata, o vete tú a saber. A lo mejor la he cagado,
me digo, y éste sólo pasaba por aquí y no manda un
huevo, o es de otra guerra. Así que decido no
rendirme, y me bajo otra vez la visera del casco, y le
tiro al fulano raro ese una estocada, pero le fallo. Y
no veas cómo se pone, el tío. Ya ni dice errenditú,
ni errendiyó, ni barra de billar ni nada, sino que
empieza a darme sartenazos con la espada, que se
los voy parando de milagro, y al final, sin resuello,
me subo otra vez la visera y le digo vale, tío, me has
convencido, me rindo. ¿Capichi? Je suis le roi, y me
renduá pero ya mismo. Rendemoi. Así que deja de
darme espadazos en los huevos. Y en estas llega
otro español, o lo que sean estos fulanos, y le dice al
energúmeno: «Juantxu, detente pues. Rey francés
es, trincado lo hemos. Aúpa Hernani». Y entonces
empieza a llegar gente y a abrazarse y a decir aúpa,
aúpa, y resulta, al fin me entero, que los que me han
trincado son de una compañía de arcabuceros
guipuzcoanos, y que el energúmeno se llama Juan
de Urbieta y es de un sitio que por lo visto le dicen
Hernani, y que eso que mascullaba del errenditú y la
barra de billar significa literalmente, en su lengua de allí: «O te rindes o te corto los cojones». Que ese es
el problema, ahora me doy cuenta, que tienes con
los españoles en esto de las guerras: que vas a
rendirte con toda tu buena fe, y si no controlas la
cosa lingüística, depende con quién caigas pueden
darte matarile por el morro, mientras tú miras
alrededor desesperado en busca de un intérprete.
Como si ya no tuvieran bastante peligro por sí
mismos, estos hijoputas.
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